Desde muy joven, Shri Mataji se comprometió activamente con el mundo que la rodeaba. De niña, asumió la responsabilidad del hogar mientras sus padres estaban involucrados en la lucha por la independencia de la India. En su adolescencia, también se unió a ese movimiento. Cuidó a su familia, pero su preocupación no se limitaba al círculo familiar. Para una persona generosa, como se suele decir en India, “el mundo entero es su familia.”

Su visión espiritual y comprensión fueron reconocidas a temprana edad por Mahatma Gandhi. A menudo le consultaba sobre las oraciones diarias en su ashram. Sus compañeros de escuela la buscaban tanto por consejo como por apoyo y, en la universidad, dirigió a sus compañeros en el ‘Movimiento Abandonen la India’[1]. Cuando se casó y comenzó una familia como una mujer joven, continuó teniendo un efecto inspirador en quienes la rodeaban.

Una vez que sus propias hijas se casaron y se establecieron, Shri Mataji pudo dedicar su tiempo y atención al trabajo espiritual. Desarrolló un método único para ayudar a las personas a despertar la fuente de su energía interior (conocida como Kundalini), así como una técnica de meditación que les permite beneficiarse cada día de esta energía.

A lo largo de su vida, Shri Mataji se encontró cara a cara con una amplia gama de personas de diferentes países, circunstancias, niveles de ingresos y culturas, y se relacionó con todos ellos con un respeto genuino. Ya sea discutiendo asuntos de estado con líderes mundiales o asuntos familiares con un taxista, Shri Mataji era sensible a lo que es esencial para los seres humanos y su preocupación siempre fue de benevolencia.